Como un jaramago en una cornisa,
colgando de la primavera,
haciendo grieta al crecer,
esparciendo semillas por la acera.
Invisible y espontáneo
aunque frágil broto,
estorbo.
Con genio y persistencia me sostengo
flexible hasta que mustio,
rompo.
Hoy me asomé curioso al jaleo,
me sacudió la espiga un alboroto
en la calle hay miedo,
se camina sin mirar al cielo.
La disputa era a navaja
gorriones y palomas que por migajas
alborotan en mi espalda.
Pido silencio en mi terraza blanca.
Pero la primavera tira de la manta,
las damas de noche no me dejan dormir,
aliadas con el azahar y el jazmín.
Descaradas en los balcones
se desperezan las buganvillas
la algarabía de las gitanillas…
hasta las "pijas" margaritas
todo invita.
Bailando funámbulo peino la brisa,
con gatos abandonados
de tejado en tejado
amanezco cantando quebrado
al sol que poco a poco me seca.
Sólo esa casa vieja me respeta.
En otra vida me arrojé
y caí a las alcantarillas
no pude sobre mis raíces
andar de puntillas como una bailarina.
La muchedumbre atropellada me desgajó
como un trillo de mil cuchillas
haciendo de mi cuerpecillo astillas,
la acera no era una Era
nadie se agacha si no hay siega
y mi grano no da harina...
Me ventearon bien arriba.
No anhelaba para mi una maceta,
(prefiero mi grieta)
que regaran con agua de pozo,
(porque me refresca más el agua de lluvia cuando venga)
ni que me dieran por alimento
despojos de otros,
(profundizo más buscando mi dieta)
no consentí que me podaran las ramas,
inoportunas y retorcidas
(siete revueltas al menos,
tiene cada idea).
Duró cinco primaveras aquella primera cita.
Se marchitó un verano con las calores.
Que bella , qué efímera.
Cuando el verano venga...,
esperaré dormido a la primavera.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario